El consumo de pescados y mariscos ha presentado un crecimiento moderado en Estados Unidos, sobre todo en los últimos años, como una medida para disminuir la incidencia de obesidad y enfermedades relacionadas con el estilo de vida. A esto se le han sumado las preferencias, desde la pandemia, con el consumo de productos con mayor transparencia, conveniencia y beneficios para la salud.

El proyecto Seafoodshealthfacts.org, que cuenta con la participación de diversas Universidades de EE.UU. como Oregon State y Cornell, entre otras, incentiva el consumo de pescados y mariscos como alimentos nutritivos que poseen proteínas de alta calidad, ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (conocidos también como Omega-3) e importantes vitaminas y minerales que aportan innumerables beneficios para la salud. Asimismo, otros organismos como U.S. Food and Drug Administration, Dietary Guidelines Advisory Committee y American Heart Association apoyan estas recomendaciones y promueven el consumo de pescado al menos dos veces por semana.

De acuerdo con NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica), el consumo per cápita de pescados y mariscos de EE.UU. fue de 14,6 libras (6,62 kg) anuales en 2020, de los cuales 8,3 libras (3,76 kg) correspondieron a pescado con escamas -conocidos en inglés como finfish- y el resto a crustáceos. Por su parte, el consumo de pescado enlatado llegó a 4,1 libras (1,85 kg) per cápita ese mismo año, y el pescado ahumado a 0,3 libras (0,13 kg).

EE.UU. importa principalmente productos de mar de Canadá, India, China, Chile, Indonesia y Vietnam, mientras que el producto peruano ha ido creciendo en los últimos años. No obstante, para el caso de la trucha, Perú se sitúa como tercer proveedor, por detrás de Noruega y Chile, con el 8,4% del valor total importado.

Según la Oficina de Comercio Internacional de EE.UU., entre 2015 y 2017, Perú no exportó filetes de trucha fresca a EE.UU.; sin embargo, estas cifras han aumentado de forma importante desde 2017, llegando a casi US$19 millones en 2020, representando más del 80% de la trucha peruana exportada al mercado. Es importante destacar, también, las exportaciones peruanas de filetes de trucha congelada, las que han experimentado un gran crecimiento y ya suman cerca de US$3 millones anuales.

A lo largo de los últimos veinte años, la producción peruana de trucha ha mostrado un impresionante crecimiento exponencial, con proyectos que tienen como objetivo el de formar capital humano que tenga la oportunidad de participar en mercados competitivos a través de la innovación y sostenibilidad ambiental.

Esto podría ayudar a desarrollar tecnologías e incentivar la inversión en el procesamiento de productos terminados con mayor valor agregado como la trucha ahumada. Las técnicas innovadoras de ahumar los pescados para mejorar la calidad y el sabor son una de las principales tendencias que se observan en el mercado, producto para el que se espera una tasa de crecimiento anual compuesta de más del 6%.

Es cierto que productos con un mayor nivel de transformación implican mayor inversión y elevados niveles de calidad y requisitos de inocuidad que cumplan con la legislación estadounidense, pues a diferencia de países más avanzados en cuanto a este sector, como el vecino Chile, Perú no cuenta aún con una capacidad de producción equiparable a los niveles de tecnología de estos países, pero es una inversión que sería recomendable considerar para el desarrollo de productos en un futuro cercano.

Max Rodríguez

Consejero Comercial PROMPERÚ en Miami (Estados Unidos)

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